Durante años, los motivos de las máquinas tragamonedas (o slots en inglés) han ido diversificándose hasta tal punto que, en la actualidad, encontramos todo tipo de máquinas, especialmente virtuales y online, fundamentadas en los más diversos temas y, claro está, la imagen y el diseño de estas tragamonedas temáticas ha ido variando a lo largo del tiempo considerablemente.
Como ustedes sabrán, son máquinas que, a cambio de una pequeña cantidad de dinero, proporcionan una apuesta que se convierte en un tiempo de juego y, eventualmente, en un premio económico.
Existen principalmente dos tipos de máquinas: las que están programadas, es decir, dirigidas por un programa interno de la máquina, según el cual, después de una secuencia de jugadas, la máquina devuelve una cantidad determinada del dinero apostado.
Estas son las más habituales de los salones de juego y, en algunos lugares del mundo, típicas de cafeterías y bares.
Y luego están las máquinas que dependen exclusivamente del azar. El porcentaje de pago de estas máquinas depende de la estadística y la probabilidad, y son las máquinas que encontramos en casinos y grandes complejos de juego.
A grandes rasgos, cuanto más alta sea la apuesta, mayor es la opción de premio. Normalmente se puede jugar a sencillo, doble, triple, etc.
El diseño en las máquinas tragamonedas
La primera máquina tragamonedas, que se denominó “bandida de un brazo”, fue inventada por Charles Fey en San Francisco, California. Fey creó un mecanismo automático simple, caracterizado por el típico brazo metálico en el lado derecho de la máquina.
Aunque no está del todo claro el año en el que fue concebida (unos dicen 1887 y otros 1895), podes imaginar que el diseño de esta primera máquina, especialmente la que se popularizó posteriormente con tres ruedas giratorias y un total de cinco símbolos (herraduras de caballo, espadas, corazones, diamantes y una campana de la libertad, que dio nombre a la máquina, Liberty Bell), era muy rudimentario y se fundamentaba en algunas luces y colores llamativos.
Liberty Bell marcó el florecimiento de la industria de las máquinas tragamonedas y dio lugar a un buen número de copias, como Operator Bell, de Herbert Mills, un fabricante de Chicago que logró poner sus copias en tiendas de cigarros, salones, barberías, boliches y burdeles. La tragamonedas de Mills era también muy básica en lo que respecta al diseño, especialmente si la comparamos con tragamonedas actuales.
De estas primigenias máquinas pasamos a las de Sittman y Pitt, fundamentadas en el póker, con cinco tambores y cincuenta cartas; una que ofrecía premios en forma de goma de mascar de sabores (los símbolos de las populares cerezas y melones derivan de esta máquina); la primera máquina electromecánica, Money Honey, desarrollada por Bally Technologies en 1963; y la primera máquina videojuego, que ofrecía una segunda pantalla con ronda de bonos, Reel ‘Em In, de WMS Industries Inc., sacada al mercado en 1996.
La evolución del diseño también fue vertiginosa. Desde las primeras máquinas a las de los años 60 ya hubo una evolución considerable. Ribeteados en oro, colores llamativos que cubrían las máquinas por completo, de arriba abajo, sonidos estridentes y, sobre todo, un característico coloreado que las hacía a todas bien distinguibles de cualquier otro tipo de máquina.
En la actualidad, la variedad de máquinas tragamonedas virtuales es tan amplia, que podemos encontrar desde diseños relacionados con el lejano oeste hasta tragamonedas sobre Hércules, vampiros y lobos, buscadores de tesoros o dioses egipcios. Esto ha hecho que todo el diseño que envuelve a las máquinas, ahora llevadas a las pantallas de nuestros ordenadores y dispositivos móviles, sea de lo más diverso y personalizado.
A partir de cierto momento, la evolución de las máquinas tragamonedas ha ido ligeramente unida a la de los videojuegos, pues el soporte digital hace que la forma en la que se plantea el juego al usuario dependa, en ambos casos, de factores similares.
Sí, es cierto que tanto en los formatos tangibles como en los virtuales sigue habiendo algunas imágenes y diseños, o infografía, típica de las máquinas tragamonedas de hace cincuenta años; pero también es cierto que el concepto, en lo que tiene que ver con el diseño, ha cambiado drásticamente dando lugar a un sinfín de posibilidades.